El imperio invisible
Boris Nad
Editorial: Hipérbola Janus
Año: 2021 |
Páginas: 100
ISBN: 979-8485630744
Tenemos el placer de presentar a nuestros lectores de habla hispana un nuevo trabajo del escritor y mitólogo serbo-croata Boris Nad, en esta ocasión una colección de ocho relatos breves bajo el título El imperio invisible. Antes de entrar en el contenido de la obra y algunos de los aspectos que caracterizan el estilo del autor, queremos destacar sus dos obras precedentes bajo nuestro sello editorial: El retorno del mito y Una historia de Agartha, dos publicaciones de las que estamos especialmente orgullosos por su originalidad y porque son una buena muestra del buen hacer de nuestro autor balcánico, que se desenvuelve con la misma soltura y eficiencia tanto en el ensayo como en la creación literaria.
El imperio invisible, como ya hemos señalado, es una colección de relatos breves, historias y narraciones, que no podemos ubicar en el mismo plano que cualquier otro tipo de escritos que puedan seguir la misma estructura y género dentro de la literatura más o menos profana, en la medida que presenta unas características totalmente diferentes. Nos hallamos ante un autor con una visión completamente tradicional del mundo, de tal modo que trasciende cualquier uso ideológico y se ubica en unos horizontes que se encuentran más allá de lo mundano, en el que la intención lúdica o recreativa viene sustituida por una reflexión simbólica del hombre y su destino en lo cósmico y universal. En este sentido sus referentes más inmediatos son Julius Evola, René Guénon y el enigmático Dragoš Kalajić, dos de los mayores intérpretes y exégetas del mundo tradicional. Dentro de este contexto la idea general dominante que Boris Nad nos transmite en sus escritos es la conciencia propia de nuestros tiempos, del Kali-Yuga y su carácter disolutivo y descendente, el completo alejamiento del mítico origen primordial del hombre, y con éste el sentido de fragmentación y ausencia total de unidad que caracterizan al moderno «Occidente» dominado por el nihilismo, el consumismo frenético y el olvido de todo legado tradicional. Es, por tanto, la pérdida del centro y ese anhelo por recomponer esa unidad originaria, lo que domina la obra de Boris Nad.
Bajo estas premisas, omnipresentes en la obra de su autor, este libro nos lleva en una especie de viaje iniciático a través de ocho historias fantásticas en las que el lector encontrará innumerables referencias simbólicas que nos retrotraen a antiguas tradiciones, a arquetipos pretéritos que se vienen reproduciendo desde la más remota antigüedad en la conciencia humana bajo distintos ropajes hasta nuestros días, porque otra de las preocupaciones que nos muestra Boris Nad, como ya pudimos apreciar en El retorno del mito, es como se traduce ese universo simbólico del que el hombre es portador y que lleva injertado en su alma tradicional, dentro del mundo moderno actual, alienado y tan radicado en la materialidad más burda y autodestructiva. En definitiva, El imperio invisible nos presenta un buen número de motivos esotéricos, mitológicos y especialmente apocalípticos, dada la propia naturaleza de la obra, que constituyen la materia prima necesaria para construir el relato fantástico y vertebrarlo en su contenido esencial. En lo que se refiere a la forma, al estilo, la prosa es directa, sin malabarismos retóricos, sencilla pero muy efectiva para la comprensión general del lector. Es más, podríamos considerar las obras más literarias de Nad como una introducción especialmente instructiva para aquellos jóvenes que interesados por los escritos tradicionales asociados al perennialismo y al ámbito de lo esotérico e iniciático, se sienten intimidados por la complejidad de los escritos de los autores de referencia. Es por este motivo, por la tremenda concisión que se imprime a los relatos que podríamos hablar de una narración en clave borgesiana, junto al uso de elementos de carácter metafísico al que hacíamos referencia con anterioridad.
La fantasía y el trasfondo mítico sirven de base y motivo a todas las historias que componen el libro, y desde estos elementos se vive una dialéctica permanente con el miedo, la inquietud y la incertidumbre de quienes protagonizan las historias. Cabe destacar el juego dicotómico entre el sueño y la vigilia que invade no solamente esta obra, y que también vimos en Una historia de Agartha, donde la dualidad del mundo de la superficie, el mundo «real» de los hombres frente a otro mundo extraño y onírico del subsuelo, de la mítica Agartha, solamente reservado a unos pocos privilegiados, parece reproducirse bajo la forma de un extraño reverso del mundo de superficie, y que en su aparente oscuridad detenta temibles poderes y es depositario de grandes tesoros simbólicos. Se trata de un viaje simbólico, en el que el protagonista debe conquistar un conocimiento no apto para los profanos. Estas mismas sensaciones las percibimos a través de «Gog y Magog», el segundo relato de la obra, donde comienza a manifestarse el componente apocalíptico que recorre el conjunto de los relatos, y que nos conduce igualmente al sentido del fin de ciclo y remitiéndonos a la necesaria idea de purificación espiritual.
En las siguientes historias, como es el caso de «El mensajero del reino invisible» y «El barco fantasma» asistimos a un homenaje a los grandes clásicos decimonónicos del terror y el misterio, a la obra de H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe respectivamente, describiendo las atmósferas misteriosas y fantasmagóricas con las insoslayables reminiscencias oníricas. En «India sobrenatural» se nos habla del mítico reino medieval del Preste Juan, del cual se decía que se hallaba en la India, y se hipotetiza a través de la figura de un editor sobre la veracidad de las fuentes asociadas al misterioso reino. En «Las siete torres de Satán» tenemos una clara referencia a los escritos de René Guénon, quien describió las siete torres caídas de los Ángeles para referirse a un centro de poder invertido, maléfico, que influye directamente sobre el devenir del mundo para destruir y degradar todo cuanto existe. En el protagonista se entremezclan reflexiones soteriológicas y sobre la creación del mundo.
En relación al último relato que sirve de colofón y cierre al libro, bajo el título «El Anticristo», narra la llegada del propio Anticristo a la tierra, y describe esa materialización del Mal Absoluto en los últimos estertores de nuestro ciclo. Hay una mezcla evidente de reflexiones escatológicas que se reflejan perfectamente en la descripción de su poder y en el sometimiento y adoración de quienes se pliegan ante él. Es el Anticristo descrito en el Apocalipsis y lo que su poder transitorio representa sobre la humanidad moderna derrotada y humillada, un perfecto epílogo al conjunto de relatos que componen el libro.
Finalmente, y a modo de respuesta a este oscuro final que nos describe el último relato, nosotros, desde Hipérbola Janus, hemos querido representar nuestra particular concepción o idea del Armagedón en la portada. Un paisaje totalmente devastado bajo una oscuridad que todo lo acapara, y en el centro la figura de Cristo, impertérrita, situada en el centro, en medio de la destrucción, como señal de esperanza y redención, a modo de resurgimiento y advenimiento del reino de Dios en la tierra, como prefiguración de la Parusía o Segunda Venida de Cristo. En definitiva, como el triunfo del Bien Absoluto, de la Tradición y la reintegración de la unidad perdida de los orígenes.