Metapolítica, Tradición y Modernidad
Antología de artículos evolianos
Julius Evola
Editorial: Hipérbola Janus
Año: 2020 |
Páginas: 370
ISBN: 979-8572407778
Hace unos meses creímos que era interesante trabajar en la edición de parte de los textos que Julius Evola, el autor y protagonista de la presente obra, tenía desperdigados en revistas especializadas a lo largo de varias décadas, y en concreto durante los años 50-70, que es el periodo en el que se mantiene más activo como articulista en publicaciones como Il Conciliatore, La Stampa o Roma entre otros muchos. Conocemos al autor por sus obras clásicas, especialmente aquellas de carácter metapolítico tales como Revuelta contra el mundo moderno o Los hombres y las ruinas, o bien otras que inciden en aspectos más metafísicos como El misterio del Grial o La metafísica del sexo, publicados en el caso de los dos últimos por José Olañeta, que lleva varias décadas abordando contenidos tradicionales con la edición y publicación de importantes obras relacionadas con la Tradición Perenne. Sin embargo la obra evoliana se ha visto escasamente respaldada salvo las dos obras mencionadas y alguna más como, por ejemplo, Metafísica de la guerra.
En ese sentido, y al margen de las obras clásicas del barón romano, consideramos que existía todavía un cierto vacío bibliográfico que era necesario cubrir de alguna manera, especialmente en la medida que deben de pulular en diferentes medios centenares de artículos de su autoría que todavía no han visto la luz en lengua castellana. Y no estamos hablando precisamente de un autor menor dentro del contexto de la Tradición Primordial o Perenne, sino de uno de sus exponentes más cualificados y también, por qué no decirlo, de los más polémicos, tanto por su trayectoria vital y los contextos con los que se relacionó en el periodo de entreguerras, como la contundencia de sus ideas y la extensa obra que nos ha legado, y que ha menudo permanece incomprendida por la mayor parte del público lector.
En cualquier caso, debemos apuntar que en la presente publicación hemos tratado de incluir, a través de una ardua y consensuada tarea de selección, aquellos textos que podrían ser más interesantes, y que en ciertos puntos podrían sorprender a los lectores más avezados de la obra del autor italiano. La necesidad de presentar a un Julius Evola que se expresa en relación a problemáticas cotidianas y nuevos contextos a partir de los años 50, podría marcar un contraste interesante respecto a las complejas exposiciones doctrinales que nos reflejan sus obras clásicas.
Estructura de la obra
La obra consta de tres bloques donde hemos clasificado, no sin dificultad, tres grandes áreas de pensamiento, apareciendo en cada apartado los artículos en una relación de sucesión cronológica:
De la política a la metapolítica
El primer apartado lo hemos titulado «de la política a la metapolítica». En él se abordan los diferentes aspectos de la teoría metapolítica en el contexto de la Italia de las décadas centrales del siglo XX. Hay una línea argumental que recorre buena parte de los artículos y que señala la necesidad de reconstruir una «Derecha», que no debe entenderse sino en términos tradicionales, una Derecha antiliberal y previa al triunfo del liberalismo burgués con la Revolución Francesa. En este sentido se postula una «revolución de lo alto», destinada a preservar los principios básicos de la doctrina metapolítica ya enunciados en sus obras clásicas, con la figura del Estado como un valor espiritual superior, no sometido a las concepciones materialistas o burocrático-utilitaristas propias del orden liberal. Consecuentemente hay también una reclamación de las prerrogativas clásicas del Estado tradicional en lo que se refiere al ejercicio de la autoridad y la concepción orgánica de susodicho Estado.
La reconstrucción de un «frente de Derecha», entendido, como decíamos, en términos tradicionales y antimodernos, es una idea que mantiene una vigencia absoluta a lo largo del primer bloque. Es una necesidad que Evola percibe como vital para evitar el avance del comunismo y la izquierda subsidiaria que le sirve de pantalla en los regímenes liberales de la Europa occidental. El comunismo soviético y el capitalismo global, representado por Estados Unidos, son considerados como amenazas análogas en el avance de las fuerzas de la subversión y la antitradición, y en el caso del «americanismo», es un fenómeno que Evola denuncia con especial recurrencia, y sobre el cual aporta multitud de ejemplos.
La monarquía también es objeto de las reflexiones de Evola, y aparece como eje fundamental de toda doctrina verdadera de Derecha, y en este sentido la respuesta que da a las posibilidades monárquicas es, ciertamente, sombría y poco halagadora. Obviamente, también concurren aspectos de la democracia de masas y formas avanzadas de subversión que, desde la perspectiva del autor italiano, son decisivas para impedir la reconstrucción de un verdadero frente tradicional que pueda resistir frente a la aceleración de los tiempos que plantea la modernidad.
Otros aspectos clásicos de su doctrina, como la teoría de la regresión de las castas, también aparecen sintetizados en un par de artículos, donde incluso se exacerba la involución postulada hasta la caída en una quinta casta, con unas consecuencias a nivel de deshumanización y perversión que marcan una «revolución antropológica» en un sentido inverso.
Quizás pueda sorprender que la figura del autor contrarrevolucionario español, Donoso Cortés, aparezca con frecuencia como referencia de primer orden en las críticas que Evola expone en relación al liberalismo y, de hecho, es una figura que, incluso en mayor medida que Joseph de Maistre o Metternich, pertenecientes a la misma corriente ideológica que Cortés, tiene en alta estima.
Tradición y espiritualidad
Un segundo bloque está presidido bajo el epíteto «Tradición y espiritualidad», donde reunimos una serie de artículos que abordan la Tradición en un sentido doctrinal, apelando a elementos propios de los mitos que alimentan los ciclos metahistóricos de la morfología de las civilizaciones como es «El mito del Grial», donde se reivindican sus fuentes perennes muy anteriores a la leyenda cristiana y a las «deformaciones» de Wagner en sus óperas. Esta misma idea destinada a desentrañar la pureza de los símbolos la tenemos en la forma de abordar la idea de romanidad y del pasado imperial desde una perspectiva no académica y antihumanista, exaltando aquellas cualidades aristocráticas y solares del imperium.
La Tradición, el tradicionalismo y los tradicionalistas, también es sometida a un análisis en otros textos, en lo que sirve como un marco de crítica al panorama italiano en ese sentido. La idea de la Tradición vinculada a la acción, al sentido de la existencia del Kshatriya, se refleja a través del concepto de trascendencia inmanente, de la necesidad de actuar sobre la inmanencia del mundo guiado por los principios de lo alto, de carácter puramente espiritual, o la reivindicación de un ecumene tradicional.
Sin embargo, y fruto de los contrastes que ya anunciábamos al principio de este prólogo, debemos destacar un artículo de gran belleza que describe la vida contemplativa de los cartujos en la antigua Cartuja de Hain, cerca de Düsseldorf, y que lleva el título de «Meditaciones en la Cartuja», y donde encontramos retazos del discurso gibelino característico de Evola. El espíritu del kshatriya y los cauces normales de expresión de la civilización tradicional en su estado normal, donde la función espiritual y política alcanzan su plenitud en el ejercicio de sus prerrogativas. Por otro lado el ascetismo, como esa vía espiritual característica de los tiempos descendentes, en la que se recurre al elemento individual en la búsqueda de la realización espiritual también atiende a la temática de algunos de los artículos publicados en este apartado, y es una de las expresiones del ideal gibelino de vida, y que tiene su máxima expresión, en la vía del guerrero.
En este mismo apartado, en una segunda parte del mismo, se agrupan aquellos artículos que forman parte de las formas desviadas y pseudoespirituales, incluyendo algunas pinceladas sobre la situación de la propia Iglesia católica inmersa en pleno Concilio Vaticano II. Vienen a ser ideas que sintetizan perfectamente los peligros anunciados por Julius Evola en Máscara y rostro del espiritualismo moderno. Al margen del efecto pernicioso que tienen ciertas corrientes pseudoespirituales modernas, que despiertan aquellas partes más inconscientes del Ser, y condenan a la horizontalidad y a la pura terrenalidad al hombre moderno, tenemos las acciones corrosivas del contexto histórico del momento, y en especial el influjo de la civilización americana, materialista, mundanizada y fundamentalmente atea.
Sociedad, Arte y Cultura
Por último tendríamos un tercer bloque bajo el título «Sociedad, Arte y Cultura», donde se abordan temas relacionados con las visiones evolianas de muchas de las transformaciones sociales de posguerra, entre las que destaca incluso un artículo anterior a esa época dedicado al fenómeno del feminismo o la emancipación femenina, advirtiendo los peligros de desnaturalización que se ocultan tras la igualación absoluta de hombres y mujeres, que redundan en formas caóticas e impersonales. Como siempre, hallamos una reivindicación de la forma, de la jerarquía, la diferencia y, en consecuencia, la personalidad.
La juventud y el fenómeno de la contestación, tan propio de la llamada Contracultura de los años 60 suscita un gran interés por parte de Julius Evola, quien no duda en juzgar severamente la banalidad de muchos de estos movimientos, su hipocresía, o su carácter destructivo. En este sentido, el artículo dedicado a «la raza del hombre fugaz», tan característico de nuestros días, es un perfecto complemento a las pretendidas veleidades revolucionarias de los movimientos estudiantiles de la época, como una expresión de la falta de compromiso, de centralidad y del carácter disoluto e insustancial que éstos representan.
Esta sociedad desarraigada, ajena a todo principio superior y sumida en el optimismo antropológico tan propio de los regímenes liberales modernos, condicionados por la cultura y civilización americana, que se haya consagrada al bienestar material y que considera la existencia de un progreso en tales términos, reducido a aspectos biológicos y animales de la existencia. El hombre que vive en lo inmediato, en el terreno de las sensaciones físicas, un subproducto de la civilización soviético-americana es objeto de una crítica contundente a lo largo de una serie de artículos publicados en la revista Roma.
Muchos otros aspectos, como aquellos relacionados con el comunismo, el psicoanálisis y otras formas de degradación de lo humano son expuestas en sucesivos artículos que contribuyen a la idea de la descomposición y fragmentación interna del hombre moderno, el hundimiento en estados subconscientes. En el análisis de otros aspectos de la cultura moderna destacan la crítica a la fetichización del «hombre culto e inteligente», mediatizado por una cultura académica y humanística, o el papel de los intelectuales, especialmente en los movimientos de Izquierda, y que se podrían encuadrar en lo que Evola concibe como una «superstición burguesa de la cultura». En este contexto Julius Evola también pone de relieve el concepto de Frithjof Schuon de la denominada «estupidez inteligente» como parte de una mera apariencia, como una carcasa vacía adornada con una retórica elocuente, pero carente de sustancia de un conocimiento profundo y real. La denominada «crítica», que también forma parte sustancial de este entramado propio de la cultura moderna, se ha erigido en los creadores de opinión, en los jueces de una ortodoxia cultural que regula los gustos y opiniones del gran público, sometido a la tiranía de su mal gusto e inanidad.
Conclusión
Para terminar, y como colofón ideal al compendio de artículos que hemos referenciado de manera extremadamente sintética, con breves pinceladas, tenemos dos entrevistas realizadas a Julius Evola en los últimos años de vida, y que representan un complemento ideal para poner punto final a la obra. La primera de ellas, publicada por Il Conciliatore, ofrece al lector un interesante repaso a través de 7 preguntas a aspectos esenciales de la obra de Julius Evola y a sus posicionamientos en algunos aspectos del periodo en que fue realizada la entrevista, a comienzos de los años 70, en torno al tema de la Contracultura, la sexualidad o el panorama cultural y tradicional de la Italia del momento.
En la segunda entrevista, realizada a finales de 1972, y en fechas próximas a su muerte, encontramos aspectos mucho más polémicos, como los que hacen referencia a ciertas filiaciones falsamente atribuidas y a prejuicios dentro de la sociedad italiana en torno a la figura y a la obra de Julius Evola.
El Julius Evola que se expresa a través de una amplísima y variada gama de artículos, donde se abordan temas políticos, filosóficos, culturales e incluso de aspectos cotidianos, busca soluciones a los problemas que el mundo moderno va generando, sin dejarse vencer por la decadencia de la sociedad y la moral burguesas, haciendo un diagnóstico severo de los males que afligen a un mundo en plena descomposición. Las soluciones del Maestro italiano son severas y contundentes, a través de un lenguaje directo y sin perderse en abstracciones ni divagaciones. La esencia de un pensamiento combativo mantenido sobre las posiciones, sin ceder un ápice al ritmo de los tiempos, a las componendas o a las comodidades de lo material y con la referencia permanente de unos principios de lo alto, emanados directamente de una concepción tradicional de la vida. Y a pesar de que la esencia de la lucha se encuentre en un plano metafísico, y que las causas de la decadencia y degeneración material se encuentren en ese descenso de nivel, nuestro autor no duda en tomar los aspectos más banales y cotidianos como objeto de sus reflexiones críticas.
Al mismo tiempo, y sin rehuir la polémica, la estigmatización y el ostracismo del que fue objeto, tenemos a un Evola que se erige como un referente fundamental en los tiempos más aciagos del Kali-Yuga, y lo hace desde la reivindicación de la radicalidad de los principios, en su sentido más etimológico, de ir a la raíz de los mismos, abandonando la vacuidad de las antinomias y enfrentamientos artificiosos generados por las contradicciones modernas, superando los límites y la absurdidad de los problemas planteados por la sociedad burguesa para terminar de emprender acciones decisivas capaces de subvertir el orden de las cosas. Y todo ello desde la disciplina interior, desde una clara idea de jerarquía e inmutabilidad, «manteniéndose en pie en un mundo en ruinas».