Es la primera vez que reseñamos un libro de esta naturaleza y características, que se adentra con tal profundidad en aspectos tan variados como el arte, la arquitectura y el simbolismo, que son los elementos que confluyen en la presente obra, y que nos invitan a un análisis global y orgánico de un fenómeno histórico y artístico que marca los siglos centrales de la Edad Media. Nos estamos refiriendo, como es obvio, al nacimiento del estilo gótico a través de su creación más arquetípica y universal: la catedral, y no cualquier catedral, sino aquella de Chartres, que marca el inicio y difusión de una nueva forma de concebir el templo religioso, bajo unas innovaciones técnicas y un armazón simbólico que genera una nueva realidad y que es expresión de una mentalidad y una forma de ver el mundo. Esta percepción está vigente en cualquier producción o manufactura humana, siempre encierra bajo sus formas una cosmovisión particular, y así, por ejemplo, lo vemos en los edificios modernos, aunque sean templos religiosos, que suelen ser estéticamente feos y espiritualmente vacíos, sin alma, porque son fruto de una civilización que se ha deshecho de cualquier aspiración trascendente o espiritual, viviendo en una horizontalidad que se transmite en todas sus creaciones.