España
Historia de una demolición controlada
José Costales y Carlos X. Blanco
Editorial: Letras Inquietas
Año: 2024 |
Páginas: 223
ISBN: 979-8320873039
Ya hemos publicado varias reseñas de algunas obras del Profesor Carlos X. Blanco, cuyas temáticas nos resultan totalmente familiares, y con las que coincidimos en un buen número de sus análisis y críticas del mundo actual. Recordaremos, para aquellos que estén interesados en sus obras las reseñas de De Covadonga a la nación española: La hispanidad en clave spengleriana y Un imperio frente al caos, además de algunas otras que podréis encontrar en nuestro blog. La obra del autor asturiano, en este caso en coautoría con José Costales, resulta muy clarificadora a la hora de analizar aspectos generales de la historia de España, cuestiones que tienen que ver con nuestra historia particular, y aquellos hechos que podemos considerar como más generales y fruto de un contexto y unas coyunturas que han marcado el destino de nuestra Patria en los últimos tiempos. Es por ese motivo, que así de entrada podemos distinguir dos bloques claramente diferenciados en esta obra: Un primer bloque que aborda nuestra historia peculiar, las características que definen el «hecho hispánico» y marcan nuestro devenir histórico; un segundo bloque en el que se señalan las amenazas y peligros que se yerguen frente a la España actual, aparentemente agonizante y desahuciada por la falta de soberanía y una serie de problemas graves y trascendentales que amenazan nuestra existencia.
Hay que destacar que el prólogo que precede a la obra en sí y le sirve como presentación corre a cargo del conocido abogado, jurista e historiador Guillermo Rocafort. En un breve pero certero escrito delinea los grandes problemas que atenazan a un Occidente decadente en plena crisis económica, geopolítica y de valores, embarcado en una deriva suicida que hace aguas y se ha vuelto insostenible. La crisis del capitalismo unipolar y globalista enfrenta el reto de la pujanza de los BRICS, con el resurgimiento de Rusia y el desarrollo y ascenso como superpotencia de China, junto a la formación de grandes bloques geopolíticos que definen la multipolaridad que, recientemente, autores como Aleksandr Duguin vienen teorizando desde la escuela euroasiática. Esta situación hace que el mundo anglosajón y sus oligarquías plutocráticas comiencen a ver resquebrajada su hegemonía, con su sistema de dinero fiat y sus organizaciones pantalla, tales como la Unión Europea, o el desarrollo de su conocida como ideología woke y todas las perversas y destructivas ingenierías sociales asociadas, así como la acción de la Agenda 2030.
La geopolítica de Rusia
De la revolución rusa a Putin
Aleksandr G. Duguin
Editorial: Hipérbola Janus
Año: 2015 |
Páginas: 200
ISBN: 978-1512375176
En el caso particular de España los efectos de los más de 300 años de dominio anglosajón han tenido consecuencias especialmente perniciosas con la desindustrialización, la destrucción del sector primario, las ingenierías sociales asociadas a las ideologías de género, donde España ha servido como particular conejillo de indias, o nuestras permanentes renuncias en materia de política exterior, donde nos hemos visto obligados, por imposiciones venidas del otro lado del Atlántico, a renunciar a nuestra soberanía sobre el Sahara Occidental o a las permanentes y humillantes cesiones a Marruecos.
En el escrito de Introducción, los autores trazan una genealogía de los hechos, de las circunstancias que se hallan detrás de las razones del propio título de la obra, «Historia de una demolición controlada», en la que el papel de la angloesfera ha sido fundamental para la situación de debilidad, sometimiento y negación de nuestra propia historia que vivimos en la actualidad. Somos parte de una Europa sojuzgada que actúa a remolque de las políticas estadounidenses y anglosajonas, a través de la acción de la OTAN, donde no somos más que un agregado servil, actuando en defensa de los intereses geopolíticos del Imperio. Dentro de Europa, la UE define otro tipo de jerarquías internas, en las cuales el eje franco-alemán impone sus intereses a los países con economías menos desarrolladas del sur. Al mismo tiempo, también se advierten las importantes transformaciones que el régimen constitucional de 1978 ha experimentado en las últimas décadas, especialmente a partir de Zapatero, con el mayor sojuzgamiento de España a la Agenda globalista.
Todas estas circunstancias adversas, y también trágicas para nuestro destino, hacen necesario un análisis de la propia historia de España, de su gestación y de los atributos que han cimentado la idea de lo español o hispánico. La historia de España ha estado condicionada por su proximidad a África, lo cual ha tenido una importancia decisiva en su configuración final. Con la invasión musulmana del 711 se produjo un episodio de dislocación dentro de nuestra historia, que a partir de ese momento experimentó una situación de dualidad étnico-religiosa y comenzó un episodio transfigurador y de construcción del ideal hispánico que se había iniciado con el reino visigodo de Toledo, y que la Reconquista contribuyó a potenciar. En este sentido, la configuración étnica que resultó de la invasión árabe hizo que las zonas del Norte, donde se refugiaron los restos de la antigua nobleza visigoda derrotada, predominó el elemento germánico que se erigió como motor inicial del proceso de Reconquista, mientras que en otras latitudes del levante y el sur peninsular se produjo un proceso de africanización y semitización sobre las antiguas poblaciones hispanorromanas. Un norte cristiano, germanizado e indoeuropeo, equiparable al Norte de Europa, representado por la monarquía asturiana frente a un sur africanizado, sumido en un caos étnico y de enfrentamientos civiles era el resultado de la entidad andalusí.
El proceso de romanización afectó de manera desigual a los territorios peninsulares, y los pueblos de las regiones noroccidentales como astures, cántabros o vascones apenas se vieron afectados, conservando un importante sustrato indoeuropeo en contraste con las regiones más mediterráneas, ocupadas por los íberos, que ya poseían un modelo de civilización elevado y en conexión con las civilizaciones clásicas mediterráneas. Estos elementos ya aparecen claramente expuestos en la interpretación spengleriana que uno de nuestros autores, Carlos X Blanco, expone en De Covadonga a la nación española: La hispanidad en clave spengleriana. Es el contraste entre una España atlántica, indoeuropea y germanizada frente a otra vertiente representada por la España mediterránea, levantina y romanizada. En la confluencia de ambos modelos tenemos la definición de las sucesivos siglos en los que se forja la Reconquista, en la que, según los autores, pasamos de una etapa inicial de predominio atlántico y noroccidental, con el Reino de Asturias, y posteriormente León, capitalizando el proceso de la Reconquista, mientras que posteriormente, será Castilla, que obedecerá al modelo mediterráneo, quien llevaría la batuta en el avance hacia el Sur y la hispanización de España, porque la invasión del 711 marca un proceso de deshispanización, una idea fundamental, también en nuestra opinión, que el avance de los reinos cristianos del Norte contribuirán a erosionar y finalmente, para nuestra fortuna, destruir por completo.
Como parte de la geopolítica hispánica y su relanzamiento como Patria común, es fundamental que España vuelva a resucitar el eje atlántico y noroccidental, propiamente asturiano, frente aquel castellano, para que recupere su primacía como eje en la reconstrucción de España y revertir así la agonía y rumbo errático que nos lleva hacia la destrucción total y la desaparición como nación histórica.
No obstante, si queremos refundar España a través de un verdadero proyecto nacional debemos ser realistas, y no dejarnos embelesar por los visiones sobreexcitados que representan el modelo Imperial de los Austrias o posteriores reverberaciones del mismo a través de construcciones ideales, sino que contemplando las actuales coyunturas, con el viraje hacia la multipolaridad que está experimentando el mundo actual, quizás estaríamos llamados, o al menos existe ese gran potencial, a liderar una suerte de hispanosfera con los antiguos países que fueron parte de la América española, frente a la anglosfera, que viene perjudicando nuestra soberanía y sometiéndonos, junto al resto de Europa, como una colonia.
Blanco y Costales nos ofrecen algunas directrices para esta reconstrucción, tales como la descentralización de los centros de poder, frente a todo modelo jacobino y liberal diríamos nosotros, como parte de un modelo confederal, que incluso podría apoyarse en la fundación de centros de poder en el continente americano. Asimismo, este modelo confederal, implicaría dotar de mayor poder y protagonismo a las regiones, tal y como habría postulado uno de los grandes teóricos del tradicionalismo español, Don Juan Vázquez de Mella, frente al actual modelo balcanizador de las 17 taifas dirigidas por las oligarquías partitocráticas y corruptas del Régimen de 1978. En cuanto al modelo político requerido, este no es la monarquía, sino la república, por el descrédito de los Borbones y la trayectoria descendente y de decadencia que han venido marcando en su reinado desde hace más de 300 años. En cualquier caso, lo que este modelo debe aportar es cohesión interna y voluntad de integración en el modelo de mundo unipolar, que se viene gestando y estructurando bajo relaciones de poder, redes económicas, comerciales y de otro tipo, que deben garantizar esa capacidad de interconexión. Y, por supuesto, en coherencia con lo sostenido con anterioridad, nuestros autores proponen que el eje atlántico y noroccidental debe representar el motor y artífice de este nuevo ciclo histórico.
Desde el advenimiento de los Borbones a comienzos del siglo XVIII, el polo mediterráneo y africanizado ha venido tomando un protagonismo creciente, que vemos reflejado el el triunfo posterior, a lo largo del siglo XIX, del liberalismo con la destrucción del Imperio y el sometimiento de España y de su historia a los dominios de la leyenda negra, urdida por la anglosfera, y que tiende a presentarnos como el producto de una hibridación de pueblos afrosemitas y mahometanos, sin identidad, y como una especie de anomalía frente a la europeidad prototípica. Un discurso que, claro está, fue aceptado por el liberalismo español con la consecuente desvalorización y rechazo de los orígenes astur-godos de la monarquía hispánica y del proceso de Reconquista por parte de unas élites corruptas, antiespañolas y endófobas, que se sometieron ideológicamente a Francia y al mundo anglosajón. En un principio, esto sirvió para provocar fragmentar la unidad interna del Imperio Español y enajenar el catolicismo de la Hispanidad, y posteriormente, una vez destruida esa unidad, someter a estos países al capitalismo depredador y esclavizarlos por la vía de la deuda. Paralelamente, y a través de la masonería, también se introdujeron ideas profundamente destructivas entre las élites liberales y traidoras, como son el laicismo, el separatismo y otras ideas disolventes que nos vienen desnaturalizando desde hace siglos.
La acción de este capitalismo destructivo y depravado, es la que nos ha convertido en un instrumento en manos de grandes cenáculos y organizaciones que forman parte de un entramado complejo y anónimo, desde donde se interviene permanentemente en nuestros asuntos imponiendo cambios profundos en las costumbres, tradiciones e identidad, empobreciéndonos y reduciéndonos a la más pura insignificancia.
Otro elemento a destacar, podríamos decir una de las grandes piedras angulares que definen la idiosincrasia de lo Hispánico, viene representado por el Catolicismo, que en el caso peninsular también revistió un carácter peculiar, especialmente en lo que respecta, una vez más, a los contrastes internos entre la zona atlántica-noroccidental y la mediterránea, así como con la propia realidad del reino visigodo, donde la Iglesia resultó ser muy autónoma, vertebrada a través de sus concilios. Con la irrupción de la contemporaneidad, este elemento, el católico, de vital importancia durante la Reconquista y a lo largo de toda nuestra historia, se ha visto disminuido, con la propia acción del liberalismo, y especialmente desde la izquierda, y también desde sus propios centros de poder, desde el mismo Vaticano, a raíz de su famoso Concilio Vaticano II, abdicando en sus principios y doctrina frente al liberalismo y el mundo moderno.
En el primer párrafo hemos hablado de un primer bloque, que de algún modo vendría a hablarnos de nuestra historia, de la autorepresentación que tenemos de la misma, y los elementos basales que componen su estructura. Esta sería la primera parte del libro. Una segunda parte vendría comprendida por el análisis de otros elementos más externos que definen unas coyunturas internacionales muy características, las cuales forman parte, desgraciadamente, de nuestro presente actual.
Entre los principales elementos de análisis se encuentra la acción de la anglosfera y el sometimiento que experimenta España junto al resto de naciones del orbe europeo, especialmente occidental, bajo instituciones transnacionales como la OTAN o la UE, que lastran permanentemente nuestra soberanía y nos convierten en meros cipayos al servicio de los intereses de la anglosfera (Estados Unidos y Reino Unido) en contra de nuestros propios intereses. El ejemplo más significativo lo tenemos en Ucrania, donde la OTAN está librando una guerra contra Rusia en la que viene utilizando al pueblo ucraniano como ariete de sus intereses geopolíticos a costa de la destrucción del país, en un auténtico drama humano con la muerte de miles de jóvenes en el frente de batalla. La historia de la anglosfera viene siendo la misma desde siempre, en el que sus teóricos aliados vienen siendo humillados, con multitud de traiciones, y ataques de falsa bandera, la creación de grupos terroristas, promoción de golpes de Estado, compra y soborno de políticos con aquellos países que no se sometían a los intereses del Imperio anglosajón. La base de tal poder, en la que tal imperio basa su poder el capitalismo financiero y especulador, cuyas raíces se encuentran en el siglo XVII, y que sirve a unas élites globales que se sirve de los mecanismos tales como los procesos inflacionarios para empobrecer y someter a los pueblos, a los que desprecia e instrumentaliza al servicio de Agendas globalistas. Al mismo tiempo acaparan gran parte de la riqueza global, que mantienen oculta en paraísos fiscales y de la que se sirven para sufragar el tráfico de drogas o la financiación de grupos terroristas que protagonizan los atentados de falsa bandera a los que nos hemos referido.
Democracia y talasocracia
Antología de ensayos geopolíticos
Claudio Mutti
Editorial: Hipérbola Janus
Año: 2017 |
Páginas: 144
ISBN: 978-1548591922
El enorme y desproporcionado proceso de financiarización que padece la economía del Occidente sometido a la anglosfera ha tenido consecuencias funestas sobre el complejo productivo real, redundando en la desindustrialización y la decadencia general bajo las teorías del «decrecimiento». Desde la administración Bush, a comienzos de siglo, hemos asistido a una serie de guerras de agresión en las que se han destruido países como Irak, Libia o Afganistán con el objetivo de controlar los hidrocarburos y las rutas de transporte, una tendencia que se ha venido incrementado especialmente con la administración Biden , y anteriormente con la de Obama, con la creación de organizaciones terroristas como el ISIS y la desestabilización permanente en Oriente Próximo, y el creciente y peligroso papel del complejo militar industrial.
Pero el poder y hegemonía estadounidense están menguando a pasos agigantados con la emergencia de dos grandes potencias, como son Rusia y China, frente a las que la anglosfera ve amenazada su hegemonía económica, con la colonización comercial china y el resurgir del potencial ruso, frente al cual, como decíamos, libran una guerra con intermediarios a través de Ucrania. Al mismo tiempo, tenemos a los BRICS, liderados por Rusia y China, con países emergentes como Irán, la India o Brasil con el papel de potencias regionales. La guerra de Ucrania solamente ha conseguido revigorizar a Rusia, alejarla de Europa y reforzar su alianza con China, mientras que los grandes perjudicados son Ucrania, que quedará en manos de grandes fondos de inversión como Blackrock ante una pretendida reconstrucción del país y las multinacionales que participarán en su reconstrucción, quedando en manos del globalismo. Europa es la otra gran perdedora, empobrecida y sumisa ante los designios del Imperio yanqui, al que rinde pleitesía a través de sus gobernantes, que no son más que títeres. Ante la inevitable pérdida de soberanía en el mundo, la anglosfera también pretende llevar la guerra a Asia contra China, viendo la derrota que está sufriendo en todos los frentes.
En el contexto de los intereses hispánicos, la anglosfera siempre ha representado una amenaza y un elemento especialmente dañino, responsable de la disolución del Imperio español con la introducción de las ideas liberales y masónicas entre las élites locales hispanoamericanas, practicando formas aberrantes de neocolonialismo sobre estos territorios una vez independizados, y siendo considerados como el patio trasero de Estados Unidos, quien ha practicado una política especialmente perniciosa y de desestabilización en todos estos territorios en vistas a coartar cualquier forma de desarrollo positivo.
Otro de los grandes problemas que se abordan en el libro es la amenaza que representa el enemigo del sur, Marruecos, para la integridad territorial española, sobre Ceuta, Melilla y las Islas Canarias, con el apoyo incondicional de países como Estados Unidos, Francia o Israel, tras las primeras y humillantes concesiones que ya se produjeron en 1975 con Juan Carlos I con el Sahara Occidental, y las posteriores, bajo mandato de Sánchez. Al mismo tiempo Estados Unidos e Israel especialmente, participan activamente en el rearme y fortalecimiento del reino moro, que ha desarrollado una política expansionista y agresiva contra los países vecinos. Para ello también se sirve de los lobbies marroquíes que actúan en el propio seno de la UE y dentro de España, que se sirven de las políticas cobardes y traidoras de sus políticos adheridos al Régimen del 78. Las consecuencias no se han dejado de notar en la destrucción y progresivo debilitamiento de nuestro sector primario en detrimento de los productos del país norteafricano, que entran sin ningún tipo de control en nuestro territorio, sin cumplir los requisitos mínimos a nivel fitosanitario. La ineptitud, servilismo y cobardía del actual Régimen hacia poderes globalistas y transnacionales, hacia la anglosfera, nos condenan a seguir un guión sin ninguna autonomía ni poder de decisión.
Otro de los ámbitos importantes que contempla el libro, lo encontramos en la ya mencionada Unión Europea, que no deja de ser otro instrumento de dominación y supeditación a los intereses de la anglosfera, y donde se reúnen los representantes de los grandes poderes fácticos a través de plutócratas, banqueros y poderes económicos y financieros transnacionales. Esta institución ha ido sustrayendo progresivamente el poder de las naciones que la integran con una comisión europea con atribuciones y poderes omnímodos para dictar normas y con una presidenta, Ursula Von der Leyen, metida en multitud de casos de corrupción, entre los que destacan aquellos vinculados a la Plandemia de 2020 y las falsas vacunas. Todo ello sin contar los protocolos criminales que se impusieron durante ese periodo, la represión policial y el cercenamiento de derechos y libertades con la presión absolutamente criminal sobre los que decidieron no «vacunarse» con el producto experimental del que nadie se hacía responsable y sobre el cual reinaba toda opacidad informativa. Desde esas fechas hasta el presente los fondos de inversión globalistas, como Blackrock o Vanguard entre otros, se sirvieron de la crisis generada para enriquecerse y acaparar la compra de todo lo comprable como instrumento de las élites plutocráticas mundiales y sus ansias de dominio global.
Después del virus
El renacimiento de un mundo multipolar
Boris Nad
Editorial: Hipérbola Janus
Año: 2022 |
Páginas: 380
ISBN: 979-8362187439
La Unión Europea no ha dejado de ser, como ya hemos dicho, parte de las organizaciones que la anglosfera, y particularmente el gobierno yanqui, ha utilizado para dominarnos y debilitarnos desde 1945, y en nuestros días también a través de la Agenda 2030, a partir de la cual pretenden reducir Europa a la nada, desindustrializando y destruyendo el sector primario, algo especialmente dramático en el caso español. La UE también nos habla de la implantación de la divisa digital con todos los peligros que esta entraña como, por ejemplo, la posibilidad de que se programe su uso y sirva como herramienta de control social para monitorear y controlar nuestras gestiones, la caducidad del dinero o limitar la compra de productos en función de la llamada «huella de carbono». A ello debemos añadir el proceso inflacionario que venimos sufriendo desde el 2020 en una farsa deliberadamente provocada por los bancos centrales (la Reserva Federal y el BCE) con la impresión masiva de dinero.
En el plano social la UE no ha dejado de implementar el modelo del caos multicultural que viene ocasionando estragos en buena parte de la Europa occidental a través del uso de recursos maquiavélicos y diferentes ingenierías sociales que se apoyan en los mass media. Esto ha generado una distopía social con la introducción de ideas aberrantes como las asociadas a las ideologías de género, con la castración y hormonación de niños o el odio radical y enfermizo hacia los hombres blancos heterosexuales, convertidos en potenciales violadores con la ideología feminista institucionalizada. Y todo esto con el contraste que supone la llegada masiva de «inmigrantes» de países de África, por ejemplo, donde predominan sociedades patriarcales, en muchos casos musulmanas, cuyas tradiciones y visión de la vida chocan con las ingenierías sociales de la élite globalista.
Carlos Blanco y José Costales plantean una refundación de la Unión Europea bajo otros parámetros más democráticos y bajo unos organismos reguladores que puedan controlar los lobbies, las multinacionales y a los plutócratas y frente a los abusos de poder del eje franco-alemán. Una Europa de los pueblos, de naciones soberanas al servicio del interés ciudadano frente a las oligarquías y el gobierno mundial.
Otro de los capítulos está dedicado al papel de las oligarquías y las élites, donde reaparecen algunos de los temas ya tratados, y en los que se viene a destacar la acción perniciosa y destructiva de estos poderes anónimos que actúan a través de organizaciones pantalla y agendas planificadas perpetradas desde el llamado Occidente, bajo las premisas de una ideología misántropa y deshumanizada que es asumida por los gobiernos traidores de las naciones de la Europa occidental. Todas estas políticas se presentan bajo aspectos devastadores en el sector alimentario, con la ya referida demolición del sector primario con catastróficas consecuencias en un futuro próximo, o la fabricación de guerras, conflictos sociales y polarización de la población, junto a falsas banderas y grupos terroristas creados y financiados desde el propio Occidente. En este sentido tenemos multitud de ejemplos de desestabilización en torno a la red Gladio durante los años 70 (los famosos años del plomo en Italia) o con el tráfico de drogas, que ha servido para generar conflictividad social en Ecuador en los últimos tiempos tras quedar cortadas las redes del comercio de heroína procedente de Afganistán.
En los últimos capítulos del libro también se aborda el separatismo y la balcanización de España, un fenómeno propiamente moderno y que aparece indefectiblemente ligado al advenimiento de los liberales a lo largo del siglo XIX. A raíz de una serie de conflictos de origen dinástico, se generó una antítesis irreconciliable entre dos sistemas de gobierno, el propiamente moderno representado por el liberalismo y encarnado en la futura reina Isabel II y el tradicionalismo representado por los carlistas y encarnado, inicialmente, por Carlos María Isidro (Carlos V). Se libraron tres guerras devastadoras entre liberales y carlistas a lo largo del siglo XIX, en las que se dirimieron dos modelos, uno centralista (liberal) frente a otro descentralizado (carlista) con el respeto a las instituciones locales y regionales, a los Fueros. cuyas prerrogativas y vigencia se fueron perdiendo a lo largo del siglo. El siglo XIX tuvo unas consecuencias desastrosas para España, con la liquidación del Imperio y su debilitamiento en todos los ámbitos. Es a finales de susodicha centuria cuando nacen los movimientos separatistas, especialmente en Vascongadas y Cataluña, que irá cristalizando y gestándose a través de un discurso identitario cada vez más radical y antiespañol. La decadencia política e institucional que representa el actual Régimen Constitucional del 78, ha convertido a las formaciones políticas separatistas en los árbitros del sistema, ejerciendo de bisagras en la formación de los gobiernos centrales, con episodios vergonzantes y humillantes como los asociados a la Ley de Amnistía del PSOE en los últimos tiempos. Al mismo tiempo, el separatismo ha asumido los mismos mantras ideológicos a través de sus oligarquías regionales, que el resto de los integrantes del régimen partitocrático en relación a las políticas globalistas impulsadas desde la UE o la siniestra Agenda 2030, a la que son plenamente funcionales. En este sentido el mundo anglosajón, interesado en contribuir a la destrucción interna y fragmentación territorial de España, a través de complejas redes de financiación, como las desplegadas por Soros y su Open Society o las desplegadas, a través de organizaciones pantalla, por los servicios secretos ingleses y estadounidenses. Estos poderes ya tienen experiencia en esta materia, como demuestran los resultados de la Guerra de Yugoslavia durante los años 90, de la que resultó la fragmentación de su territorio en pequeñas repúblicas.